Y muchas veces sucede que:
Nos acostumbramos a ver una ventana cerrada y nos perdemos la oportunidad de ver que hay detrĂ¡s. A que las cortinas estĂ¡n allĂ­ y aunque se ven bien no dejan pasar la luz y nos perdemos lo que la naturaleza nos regala. Nos acostumbramos a caminar por una misma ruta a diario y dejamos de percibir nuevos y mejores paisajes.

A creer que todo lo que vemos es lo que existe, que la Ăºnica luz es la que llega a travĂ©s de nuestros ojos, pero nos perdemos de sentirnos, de presenciar la luz que viene de nosotros mismos, esa que nos impulsa, que nos hace respirar, que nos hace sentir vivos.
Vivimos  sin ser la mejor versiĂ³n de nosotros, a no dar el mĂ¡ximo y decimos de quienes si rompen esa rutina cosas como: "tiene un don", "que afortunado es", "hay quienes tienen suerte". Y asĂ­ nos acostumbramos a que todo depende del azar.

¿Sabes lo peor? que esa actitud es contagiosa, "como de costumbre".
Estos son algunos ejemplos de nuestra vida cotidiana:
Tomar cafĂ© corriendo y comer un sĂ¡ndwich de almuerzo porque no tenemos tiempo.
Cenar rĂ¡pido y dormir pesados sin haber vivido el dĂ­a.
Nos acostumbramos a esperar el dĂ­a entero y oĂ­r en el telĂ©fono: "hoy no puedo ir", "a ver cuando nos vemos", "la semana que viene nos juntamos". A ser ignorados cuando mas necesitamos atenciĂ³n.
Si el trabajo estĂ¡ complicado, nos consolamos pensando en el fin de  semana. Y si en el fin de semana no hay mucho que hacer, o andamos cortos de dinero, nos vamos a dormir temprano y listo, porque siempre tenemos sueño  atrasado.

Nos acostumbramos a ahorrar vida. Que, poco a poco, igual se gasta y que una vez gastada, por estar acostumbrados, nos perdimos de vivir.

Somos seres de costumbres, y cambiarlas pueden a veces llevar mucho tiempo, sin embargo, vivir conscientes de aquello que vivimos a diario nos puede ayudar a darnos cuenta de donde estamos gastando nuestro tiempo y cuales costumbres consumen nuestra vida. Es en ese instante donde debemos preguntarnos quĂ© puedo hacer para cambiarlo, que estoy haciendo para vivir plenamente, que hice hoy de diferente que me aportĂ³ un crecimiento o mejora en mi vida.

Sin embargo podemos crear nuevas costumbres que se adapten a nuestro estilo de vida y que generen experiencias enriquecedoras en nuestras vidas. Para ello podemos introducir poco a poco cambios que queremos ver en nuestra vida cotidiana, como por ejemplo nuestra ropa, el perfume que usamos, ingresar nuevas tareas en nuestro tiempo libre, leer un libro nuevo etc.

Puede ayudarnos a cambiar nuestras rutinas haciĂ©ndonos las siguientes preguntas ¿que es aquello que siempre has querido lograr?, ¿que cosas no he intentado y me gustarĂ­a hacer?, ¿estoy dando lo mejor de mi dĂ­a a dĂ­a? e intentando hallar una respuesta y ponerla en prĂ¡ctica mediante un plan de acciĂ³n que te lleve a lograr estos pequeños retos. Pronto te verĂ¡s inmerso en tareas mayores que te llevaran a tener una rutina amigable y de mucho crecimiento para ti.

Estar consciente de nuestras vidas y de aquellas cosas que nos gustan o nos desagradan pueden ayudarnos a inyectar estos cambios a fin de mejorar nuestras costumbres, desaprender viejos comportamientos y generar nuevos y mejores hĂ¡bitos que nos lleven a crear la vida de Ă©xito que queremos tener.

Vive cada experiencia al mĂ¡ximo, un dĂ­a a la vez y haz de esto una costumbre.


Autor: Evaristo Gamboa
@evaristogamboa